jueves, 28 de junio de 2012

OPINION / PARO Y MOVILIZACION



ARDE MOYANO

Escribo estas líneas durante la mañana del miércoles 27 de junio, a pocas horas de haber comenzado el paro general con movilización impulsado por Moyano y los suyos, y observo con interés la nueva confrontación que comenzó.  


Resulta obvio suponer que toda esta movida responde a intereses que exceden el mero planteo sindical y no me refiero a su eventual legitimidad: Hugo Moyano viene reclamando desde hace rato las cuestiones por la que convocó al paro y desde lo legal lo ampara el derecho de huelga y la opción de manifestarse (¿un poco contradictorio con sus declaraciones que se refirieron a este gobierno como una “dictadura”, no?). Pero elevando un poco la puntería, es evidente que esta confrontación con el gobierno se inscribe fundamentalmente dentro de de la sucesión para el 2015.    

Me pregunto: ¿está demasiado alejado de la realidad suponer que Moyano y Scioli quieren imponer sus candidaturas o eventuales candidatos para las próximas elecciones presidenciales? Tengo la convicción – y admito que puedo estar errado – de que esto es así. Por lo tanto el gobierno responde con la dureza del caso por una sencilla cuestión de interés político: cada cual quiere imponer sus candidatos. Intenciones válidas por ambas partes, aunque en el caso de Moyano – Scioli es definitivamente cuestionable que recurran a una herramienta – la huelga – para zanjar cuestiones electoralistas; el camino para imponer candidaturas debería pasar por la campaña político – electoral.          

Pero amén de este costado político, existe también un costado económico que no es menor: el gobierno tiene sus razones macroeconómicas para sostener las medidas que irritan a Moyano, concretamente el impuesto a las ganancias – que paga el 19% del total de la población asalariada - que la presidente explicó claramente en uno de sus últimos discursos. Se podrá estar de acuerdo o no con tal postura pero queda claro que no se trata de una medida “caprichosa” por parte del gobierno, sino de simple viabilidad económica: el sueldo de los camioneros es desproporcionado respecto al del grueso de la población asalariada y eso se debe a - más que a los logros combativos de Moyano - porque en nuestro país, durante décadas, se ha llevado a cabo una sistemática destrucción del ferrocarril y como cualquier economista sabe, es mucho más caro transportar materias primas, mercaderías, etc, en camiones que hacerlo trenes. Desde la visión gubernamental, se trata de subir y emparejar los sueldos más bajos de la escala y no de aumentar los más altos. Como nota al pie vale reflexionar que a principios de los años ´70 la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) era el sindicato más poderoso de la Argentina, lo que hablaba de un país que aun conservaba una pujante actividad industrial / metalúrgica; que actualmente el sindicato más poderoso sea el de chóferes transportistas, un rubro de servicio, habla a las claras de cómo ha mutado negativamente el país.   
   



Podemos permitirnos opinar acerca de si la movida moyanista pretende desestabilizar o golpear institucionalmente al gobierno; en lo personal opino que no se trata de un intento golpista o algo por el estilo; pero también creo que tomar de rehenes por un día a la población para dirimir internas políticas es una actitud que se asimila al chantaje, metodología que – según afirman los que conocen de cerca el accionar del dirigente camionero – suele aplicar a discreción.   

Pero no obstante lo anterior, no hay que caer en la tentación de demonizar a Moyano y los suyos: en primer lugar porque aunque se objeten sus métodos, mientras todo se de en un marco de confrontación “civilizada” no deja de ser licito; y además, de su satanización ya se encargaron profusamente los medios opositores al gobierno y buena parte de la clase media que sencillamente lo detesta hasta lo intragable fundamentalmente por su origen obrero y peronista; si, esa clase media que ahora se frota las manos deseando el descarrilamiento a como de lugar de la gobernabilidad conseguida por Cristina Fernández.      

Por otro lado no deja de resultar frustrante la inexistencia política de la oposición que - al contrario de lo que algunos de sus referentes declaman – parece contemplar esta importante puja de poder desde la tribuna y emitir comentarios o chanzas de plateistas más o menos indignados ¿Tendrán algo para decir antes del 2015? Ojalá que así sea porque buena parte de la ciudadanía y la democracia se los agradecerá.    

Por ultimo, soy conciente que hacer proyecciones de acá a cuatro años en un país como el nuestro es dejar a Nostradamus a la altura de un pronosticador de kermese, por lo que esa nunca fue mi idea; para eso está Doña Lilita…

lunes, 25 de junio de 2012

AUDIO RADIO / EL MIRADOR

EL MIRADOR # 01 / Noticias + Música



Cuatro noticias que su publicaron por estos días y que me llamaron la atención y por lo tanto opino acerca de ellas, uf. 
Click abajo:



jueves, 21 de junio de 2012

LIBROS / MESA DE SALDOS - LA SOMBRA DE LO QUE FUIMOS



MESA DE SALDOS





Siempre fui un lector de mesa saldos. No pretendo inaugurar una nueva categoría o algo por el estilo y de hecho ignoro si la afirmación que abre la presente constituya algo de lo que enorgullecerse: para canchereadas escritas me basta con la existencia del twitter, ese terreno fugaz donde, entre otros, los inquisidores de usos y costumbre sentencian a sus anchas. Pero no quiero explayarme sobre este punto aunque de paso me interesaría aclarar que no tengo ni pienso nada bueno ni malo acerca de las nuevas tecnologías; exacto: no quiero escupir para arriba porque quien dice que el día de mañana me abra una cuenta en el patio del pajarito azulado.        

Regresando: siempre fui un lector de mesa de saldos por:

a) una cuestión de precios.

b) porque revolviendo mesas y bateas de libros he encontrado ejemplares los cuales desconocía su existencia, dejaron de editarse y/o anhelaba conseguir.   

Lo de los precios creo que es elemental y constituye una razón entendible: la diferencia económica suele ser bastante grande entre un ejemplar nuevo y uno de saldo y/o usado; en cuanto a la segunda razón, creo no necesita aclaración alguna.    

En esas mesas y bateas que he recorrido la mayor parte de mi vida, me he encontrado con obras (¿o esas obras me encontraron a mí?) cuya lectura no solo me ha dado placer sino que me han nutrido y en no pocos casos, cambiado y expandido mi visión de las cosas. El disfrute no pasaba – ni pasa – por haber adquirido un libro más barato de lo que costaba en su momento; eso constituye un mero detalle, casi anecdótico. Quiero decir que de haber tenido disponible el dinero lo hubiese pagado con gusto. Uno suele ser hijo de la necesidad, y eso está lejos del mero amarretismo.      

Todo esto no significa que NUNCA haya comprado libros nuevos o recién editados: lo hice muchas veces y lo sigo haciendo; numerosas obras nunca van a parar a las mesas de saldo, y de conseguirlas usadas, si son caras, habrá realmente poca diferencia de precio. Y otro factor importante es la impaciencia o la urgencia: pocas veces tuve la pasta suficiente para esperar que un libro que ansiaba leer descendiera los necesarios peldaños económicos para aterrizar en las bateas de las librerías. He de reconocer que cuando observo mi biblioteca y me topo con algunos de esos ejemplares que adquirí nuevos y recuerdo haberlos pagados casi su precio en oro, eso no me pone mal pero si me pica en alguna parte.        

Y ahora, la razón de este prólogo: suelo recorrer habitualmente las librerías de saldos y usados (sobre todo las de avenida Corrientes y aledaños) y en la mayor parte de los casos me he encontrado con obras valiosísimas desde lo cultural/intelectual que por cuestiones de mercado terminan siendo ofertadas a precios poco menos que irrisorios - si los comparamos con lo que valían en el momento de su salida al ruedo - y que conste que no se trata de libros “viejos” o anclados en un pasado lejano: muchas de ellas no superan uno o dos años de antigüedad.  Mi idea es recomendarle algunos de esos libros, por si se los cruzan en esas mesas o bateas que irradian el calor de la sabiduría. 



LA SOMBRA DE LO QUE FUIMOS

La sombra de lo que fuimos es una novela de 2009 escrita por el chileno Luís Sepúlveda, quien merced a este trabajo se alzó con el premio Primavera de Novela de ese año, uno de los galardones más importantes en los países de habla hispana.   

 


El color rojo que predomina en su tapa sumado al dibujo de la hoz y el martillo – inconfundible símbolo del comunismo - que flota, etéreo, dentro de un pocillo de café que se adivina recargado, hace suponer a priori que se trata de un manual o ensayo político; pero esa sensación se desvanece rápidamente al leer el título de la obra; efectivamente, se trata de una novela y su portada, contundente, quizá no le hace la justicia necesaria a una historia que excede por lejos el símbolo político.     

Todo transcurre en Chile, lugar en que tres amigos – Cacho Salinas, Lolo Garmendia y Lucho Arancibia, de comprometida militancia de izquierda - se vieron obligados a partir al exilio luego del golpe de estado llevado a cabo por Augusto Pinochet; pasados más de treinta años desde entonces, los tres hombres se reencuentran convocados por un antiguo camarada de legendario y huidizo pasado: Pedro Nolasco, cuyo apodo, La Sombra, le hace justicia. La razón de la convocatoria es dar un golpe no exento de contenido revolucionario. Pero una banal fatalidad sesga la vida del temerario Nolasco cuando se dirige al encuentro, por lo que los convocados, de seguir con el plan, deben apañárselas sin él, el cerebro de la operación a emprender.  

Encuadrada en un esquema de carácter policial, la novela constituye una aguda y paródica observación sobre la historia de Chile ocurrida durante los últimos 35 años observada por los participantes de la trama con la necesaria distancia y la enseñanza – y por que no también con la decepción - que procura el paso del tiempo. Luís Sepúlveda, poseedor de un estilo finamente irónico y que no deja de lado la profundidad, construye un relato de adorables perdedores y ambientes urbanos que consigue conmovernos. Por otra parte se adivina que el agitado contexto político que rodea la novela está construido fundamentalmente por vivencias personales - generacionales del autor que contribuyen de manera determinante a enriquecer la obra.         

Para aquellos que no lo tienen, Luís Sepúlveda no es un recién llegado al mundo de la literatura: internacionalmente galardonado en varias ocasiones, actualmente reside en España y es uno de los escritores en lengua española más leídos y traducidos en Europa; El viejo que leía novelas de amor, su novela más reconocida hasta la fecha, vendió 18 millones de copias y fue llevada al cine en dos ocasiones.   

Y dos datos finales más que interesantes: la novela tiene 174 paginas; buena y breve, y si aun queda en mesas de saldos, no la pagaran más de 20-25 $.


lunes, 18 de junio de 2012

AUDIO RADIO / HISTORIA


NAMSPEAK



La Segunda Guerra de Indochina, popularmente conocida como La Guerra de Vietnam - conflicto que enfrentó entre 1965 y 1973 a la República Democrática de Vietnam, o Vietnam del Norte, contra Vietnam del sur y los Estados Unidos de Norteamérica – impulsó el desarrollo de una jerga propia o lunfardo entre las tropas invasoras, mezcla de la terminología militar empleada en el conflicto y el habla callejera que traían de sus lugares de origen los soldados. De las grandes ciudades a la frondosa selva, este argot se conoció con el neologismo de “Namspeak”.     

El audio que sigue contiene algunos ejemplos de esta curiosa jerga. Y varios de ellos no han perdido actualidad.





jueves, 14 de junio de 2012

CINE / PELICULAS DE TERROR UNIVERSAL (1º PARTE)




QUERIDOS MONSTRUOS

 
“Aquellos largometrajes, junto a Drácula y Frankenstein, cambiaron mi vida para siempre”

                                                                                                                                         Ray Bradbury.



Si hoy te concedés el inquietante placer de pasar miedo con algunas de las nuevas versiones de Drácula y demás monstruos míticos y no tanto, ¿nunca te preguntaste de donde provienen? Buena parte de ellos comenzaron a dar sus primeros pasos a principios del siglo XX y gran parte de la responsabilidad la tiene Universal Pictures.          

Todo comenzó en 1912 cuando se fusionan dos productoras: la IMP (Independent Motion Picture Company, comandada por Carl Laemmle, y la New York Motion Picture Company. En 1915 abren  los estudios Universal City y se lanza al largometraje: los dos géneros que predominarán en su historia son el western y el fantástico.

…Y SE HIZO LA OSCURIDAD.

Pero habría que esperar hasta 1931 para que Universal, de la mano de Carl Laemmle, lanzase el primer gran ciclo de cine de terror. Por ese entonces, la obra teatral inglesa Drácula – basada en la novela de Bram Stoker – triunfaba en Londres y Nueva York y el estudio decidió comprar los derechos para llevarla a la pantalla grande. El director Tod Browning fue el elegido para dirigir el proyecto; pero seleccionar al actor que encarnase al sangriento conde no fue un trabajo fácil. Los ejecutivos pensaron inicialmente en Lon Chaney y eventualmente en – él por ese entonces aun desconocido - John Carradine: pero el deceso del primero, ese mismo año, y la no aceptación por parte del estudio del segundo hizo que el protagonista de la obra teatral acabara imponiéndose: Bela Lugosi, un inmigrante húngaro que dio sus primeros pasos en el teatro norteamericano teniendo que aprenderse de memoria la pronunciación de sus frases. Quizás las aptitudes interpretativas de Lugosi no fueran las mejores, pero lo cierto es que el papel le calzaba como anillo al dedo. La cuestión fue que la película le generó muy buenas ganancias a la Universal, por lo que rodar un segundo largometraje de terror fue poco menos que inevitable. 






Ese mismo año, el estudio eligió a Frankenstein o el moderno Prometeo - la novela escrita por Mary Shelley en 1818 - para adaptarla a la pantalla grande y el resultado no pudo ser mejor; Bela Lugosi, cuyas acciones producto del éxito de Drácula habían subido, se dio el lujo de rechazar el papel alegando que el personaje no tenía diálogos y porque además no tenía ganas de someterse a las extenuantes sesiones de maquillaje que el personaje exigía. Esa decisión constituyó el peor error de la carrera del actor húngaro.      
Boris Karloff fue el elegido para interpretar el papel, dirigido por el talentoso James Whale, y así nació una nueva estrella del terror. Lugosi se arrepintió toda su vida de haber rechazado el personaje y nunca más volvió a decir que no a un ofrecimiento.  






Drácula y Frankenstein generaron sendas sagas y fueron el puntapié inicial para que el estudio se lanzase con otros productos tales como el hombre lobo, la momia y el hombre invisible que a su vez también generaron sus respectivas secuelas; aunque es importante aclarar que gran parte de dichas continuaciones no respetaron necesariamente, desde lo argumental, a sus predecesoras: casi todas ellas nacieron como historias independientes y luego se forzaron los respectivos argumentos para que las tramas encajaran de algún modo, creándose de tal manera intricadas historias donde los respectivos monstruos interactuaban entre si con diverso (y desparejo) resultado artístico.            

No obstante no es mi intención enumerar todas las películas de terror/fantástico realizadas durante el periodo clásico de Universal (comprendido entre 1931 y 1946), sino tan solo rescatar aquellos films que me gustan y que en no pocos casos me resultan fascinantes.  

En 1932 Universal decide aprovechar el éxito de Boris Karloff y así nace La momia - dirigida por Karl Freund - en la que Karloff interpreta al resucitado Imhotep y también al siniestro y enamorado Ardath Bey. Las sesiones de maquillaje a cargo de Jack Pierce superaron a las de Frankenstein, llegando a las ocho horas diarias, pero realmente valieron la pena: la escena inicial, en la que la momia vuelve a la vida enloqueciendo al arqueólogo, se encuentra entre las secuencias más logradas del cine de terror de la época. 






Esta película no tuvo una secuela inmediata, y tuvieron que pasar diez años para que el estudio produjese La mano de la momia (The mummy´s hand, Christy Cabanne 1940), una producción de clase B que artísticamente está bien lejos de la versión de 1932. La mano… generó tres secuelas más en las que Lon Chaney Jr. interpretaba al monstruo (lo que al fin y al cabo cualquier actor podría haber hecho pues resulta imposible reconocerlo bajo tanto maquillaje): The Mummy's Tomb (La tumba de La momia, Harold Young, 1942), The Mummy's Ghost (El espectro de la momia, Reginald Le Borg, 1944) y The Mummy's Curse (La Maldición de la Momia, Leslie Goodwins, 1944).




El hombre invisible (The invisible man, 1933) fue otro de los grandes aciertos de Universal. Basada en la novela homónima de H. G. Wells, la película fue dirigida también por James Whale, quien solicitó el papel protagónico para el versátil Claude Rains quien - a pesar de trabajar con el rostro cubierto en la mayor parte del filme - saltó a la fama a partir de esa interpretación. Rains interpreta al científico que enloquece como consecuencia de experimentar en su propio cuerpo la pócima de la invisibilidad. La película se inscribe en el terreno de la ciencia ficción y el fantástico y contiene momentos escalofriantes matizados con efectivos pasos de de comedia y ácidos diálogos. Los efectos especiales a cargo de John P. Fulton - quien recurrió a variadas técnicas para generar el efecto de invisibilidad del protagonista - aun hoy siguen asombrándonos. Se trata de una excelente película. 

 

 
En cambio no puede decirse lo mismo de sus continuaciones, ambas estrenadas en 1940:The invisible woman (La Mujer Invisible, A. Edward Sutherland, 1940) y The invisible man returns (Vuelve el Hombre Invisible, Joe May, 1940)


La novia de Frankenstein, secuela de la película de 1931 y dirigida nuevamente por James Whale, quien en un principio no quería saber nada con filmar una continuación inspirada en la novela de Mary Shelley, fue finalmente seducido por los ejecutivos del estudio al ofrecerle libertad absoluta para la adaptación del nuevo argumento. Quizá por esto la película posee un vuelo imaginativo pocas veces visto hasta ese momento en la historia del género: el monstruo en esta ocasión habla, y el Barón Frankenstein decide “construirle” una pareja, entre otros elementos. La notable intervención de Ernest Thesiger como el retorcido doctor Pretorius y la “novia” - interpretada por una joven Elsa Lanchester - hacen de esta secuela un producto superior a la primera entrega. 






En 1936 Carl Laemmle, al frente del estudio, es acusado de nepostismo y se deshace de su paquete accionario abandonando el estudio junto a su hijo Carl Laemmle Jr. El estudio entonces reorienta su producción relegando la importancia que hasta ese momento le brindaba al género de terror. Un éxito de ese periodo lo constituye el serial Flash Gordon, el cual contiene tanta acción futurista como escasos sobresaltos de miedo. Los fans de la oscuridad pudieron despuntar el vicio con La hija de drácula (Dracula´s daughter, Lambert Hillyer, 1936) secuela del film protagonizado por Lugosi. La hija…fue una película poco conocida y subestimada aunque en realidad se trata de un interesante film.   


Años más tarde, en 1943, se estrenó El hijo de drácula (The son of Drácula, Robert Siodmak, 1943) con Lon Chaney Jr. encarnando al maléfico conde Alucard.  




Luego de un interregno de dos años, y cuando parecía que el género había dado sus ultimas bocanadas (entre otras cuestiones gracias al férreo código Hays de censura cinematográfica impuesto desde 1934 en los Estados Unidos y que contaba con émulos por el estilo del otro lado del Atlántico, particularmente en Inglaterra) en 1938 en él - por entonces al borde de la bancarrota - Regina Theatre de Los Angeles sucede algo por lo menos curioso: el cine exhibe un triple programa consistente en Drácula, Frankenstein y Son of the Kong y las funciones se convierten en un repentino éxito: el cine llegó a exhibir las películas 21 horas al día y la policía tuvo el trabajo de contener a la multitud que bregaba por entradas. A Universal no se le pasó por alto este “revival” y de inmediato distribuyó cientos de copias de Drácula y Frankenstein por todo el país. La exhibición de estas dos películas  recaudó casi tanto dinero como en el momento de su estreno.   





La oportunidad llamaba a la puerta una vez más, y Universal se aprestó a lanzar su segundo ciclo de películas de terror. Los fans de parabienes.
Pero es necesario aclarar que las producciones que vinieron a continuación se trataban de trabajos no tan elaborados y originales respecto al ciclo anterior: se recurrió a los personajes ya consagrados y, con excepciones, los presupuestos ya no eran tan generosos. 

Ante el nuevo panorama, Universal apura la salida de El hijo de Frankenstein (Son of the Frankestein, Rowland V. Lee, 1939) Se trata de la producción más cara dedicada al monstruo que Boris Karloff caracterizó por tercera y última vez; pero sin embargo quien se llevó las palmas en esta actuación fue Bela Lugosi por su interpretación del contrahecho Igor, una de las actuaciones más logradas del actor húngaro. El encargado de terciar entre tantas monstruosidades fue Basil Rathbone, como el atribulado hijo del Baron. Se trata de una de las buenas películas de este periodo.  


En 1935 Universal arremetió con The werewolf of London, dirigida por Stuart Walker y protagonizada por Cordell Hull. Es un primer acercamiento hacia el personaje y se trata de una película despareja aunque mayormente logra transmitir todo el encanto de la vieja leyenda.

Pero la que destaca en toda la odisea lobuna – y la que finalmente generó una saga - sin duda es The Wolf man (1941), protagonizada por Lon Chaney Jr. (si, el hijo del gran Lon) y dirigida por George Waggner. Aun carente de la audacia o la calidad artística de Drácula o Frankenstein, El hombre lobo constituyó una película muy eficaz y de hecho se convirtió en todo un clásico. A mi particularmente es de las que mas me gustan de todo el ciclo.





Pero entrada la década del cuarenta, el género cae en una espiral de decadencia que se ve reflejado en varias de las últimas películas de monstruos. Se trata de trabajos adocenados en los que cualquier atisbo de pretensión artística parece brillar por su ausencia.
 
The ghost of Frankenstein (El fantasma de Frankenstein, Erle C. Kenton, 1942); Frankenstein meets the wolf man (Frankenstein contra el hombre lobo, Roy William Neill, 1943); House of Frankenstein (La guarída de Frankenstein, Erle C. Kenton, 1944); y House of Drácula (La mansión de Drácula, Erle C. Kenton, 1945) se encuentran en rigor entre las entregas más flojas del ciclo. Pero dicho y reconocido esto último, a los fans de estas adorables películas tales cuestiones analíticas no nos quitan el sueño: siempre seguiremos disfrutando este carnaval de monstruos, aun en su triste decadencia.



 


Abbot and Costello meet Frankenstein (Abbot y Costello contra los fantasmas, Charles T. Barton, 1948) constituye el “canto de cisne” del período, pero paradójicamente se trata de una divertida comedia en la que los dos cómicos actúan junto a Bela Lugosi interpretando una vez más al sangriento conde, junto a un eternamente atribulado Lon Chaney Jr. 


 


 
En la segunda entrega de esta nota reseñaré aquellas otras películas de terror producidas por Universal, correspondientes al mismo periodo del que hablamos aquí.

Buenas noches.




FUENTES CONSULTADAS:
 
 - Ronald V. Borst, Idolos del cine de terror, Barcelona, Ediciones B, 1994.

- Jean Loup Passek, Diccionario del cine, Madrid, Ediciones Rialp, 1992

- Weaver, Tom, “Historia del terror, los años 30 y 40”, en Fangoria Nº 1, Edición española, junio de 1991, pp. 54-59.

- Diego Curubeto, Cine bizarro, Buenos Aires, Sudamericana, 1996.

- Carlos Losilla, El cine de terror, una introducción, Ediciones Paidos, Barcelona. 1993.





























domingo, 10 de junio de 2012

VIDEO / Gov´t Mule

GOV¨T MULE

 Nacida en 1994 como un proyecto alternativo de The Allman Brothers Band - y vaya si se nota -, esta banda fusiona blues pesado con rock consiguiendo un estilo sumamente armónico y a la vez demoledor.

Lo que sigue son ellos versionando “War pigs”, de Black Sabbath; tremendo cover:  







jueves, 7 de junio de 2012

AUDIO RADIO / El circo miserable - Ruso Verea


RECORDANDO A “EL CIRCO MISERABLE”


Desde mediados de 2010 hasta diciembre de 2011, Norberto “Ruso” Verea condujo El circo miserable por la FM Nacional Rock, de martes a sábados de 24 a 02 hs. Una idea de su autoría en la cual el rock, la literatura y el pensamiento crítico se entrelazaban  poéticamente.     





El equipo estaba compuesto por Leonardo Sai en ensayos y guiones; Nicolás “Harry” Salvarrey y Yeti en novedades musicales; Claudini Saez en humor y quien esto escribe en recomendaciones de cine, selección de textos y producción ejecutiva. Laura Higa, operadora. La edición de sonido estaba a cargo del estudio 0DB a través de Nacho y Sebas. Artística y locuciones de Omar Cerasuolo, Mariano Chiesa, Arturo Cuadrado y Leonardo Liberman.
   



A continuación, un breve fragmento del programa que sintetiza su espíritu. Al final del audio, la dirección de la pagina de Facebook del programa.










lunes, 4 de junio de 2012

VIDEO / Blues Company & The Fabulous BC Horn


BLUES COMPANY & THE FABULOUS BC HORNS

Banda alemana; si, como lo leen. La descubrí no hace mucho tiempo aunque ellos la vienen rompiendo desde 1980. Unos tipos que hacen un blues pulido, con mucho sentimiento y excelentemente ejecutado. Si gustan del blues rastréenlos con prisa y sin pausa.   

Acá les dejo algo para que se vayan curtiendo:



sábado, 2 de junio de 2012

OPINION / MARCHA DOLAR


HAGAN COMO PAPILLON


Dan asco. Claro, no mirar más allá de sus narices o cagarse olímpicamente en todo - menos en su mezquino interés – suele generar actitudes de este tipo. Y también el miedo. No recuerdo quien dijo o escribió que “un fascista es un burgués asustado” y llevaba toda la razón. 


 Pero guarda: que el cacerolazo del jueves 31 de mayo a la noche se haya concentrado mayoritariamente en la zona norte de la ciudad – Palermo, Recoleta, Belgrano y aledaños – no implica necesariamente que estemos ante una lucha de clases. En nuestro país hay un montón de estos mercantilistas miserables que pululan en todos los estratos sociales. Y como no pretendo ver en la pobreza una virtud revolucionaria – en todo caso si en los pobres, que no es lo mismo – se debe eludir la tentación de dividir moralmente a la sociedad por sectores geográficos. Si bien estoy tentado a creer que es posible que haya más concentración de garcas por metro cuadrado en los barrios arriba citados, eso no es más que una sensación, y por lo tanto no deja de tener una fuerte carga de subjetividad de la que me hago cargo.       

Que feo que debe ser vivir con tanto miedo y tan poca vergüenza, exactamente al revés de cómo debería vivirse: no son rehenes de la delincuencia o del gobierno, como acusan, sino esclavos de lo que tienen, prisioneros de sus bienes que les garantizan una vida paranoica. Y nunca entendieron que tener cosas no es bueno ni malo, sino que todo depende de la actitud y la relación que se tenga respecto a los objetos. Gente que se esconde por la vida con las muletas de lo que tienen en lugar de elegir la autonomía que implica valerse por si mismos.     

Al menos el noventa por ciento de los argentinos (Argentina no termina en la General Paz, como muchos de estos ciudadanos creen) no comercian con dólares y/o ni siquiera tienen. El dólar es la prioridad numero 500 de la mayoría del pueblo argentino; sin embargo para algunos medios de comunicación y para algunos de estos tilingos, el no poder comprar verdes - para irse a Europa o a su amado Estados Unidos a reventar las tiendas de Dolce & Gabbana o para encargar artículos del exterior - es como vivir en Corea del norte. Y que conste que no es una cuestión de gustos, sino de elemental sentido común: todavía no conocí a nadie que se muriera por el hecho de no tener un par de botas importadas, no jodamos.   


Cacerolazo para voltear a un gobierno que sin embargo muchos de ellos votaron el año pasado. Claro, hasta hace un par de meses podían facturar en verdes y sacarla en pala hacia el extranjero sin rendirle cuentas a nadie; hacer y deshacer diversos curros financieros (lo que sin embargo no se acabó); pero el menor atisbo de control por parte del estado los desencaja. Rozarles el bolsillo es tocarles el alma. Típico y asqueroso.

Algunos de los manifestantes declararon a la prensa que otro de los motivos de la protesta fue para condenar la corrupción imperante en el gobierno. Tanto altruismo es sin dudas conmovedor. Ahora bien: ¿Cuántos cacerolazos protagonizó esta gentuza durante los gobiernos de Menem, paradigma de gobierno corrupto si los hubo? La cuenta es fácil: ninguno; pero claro, me imagino que la libre circulación de dólares que reinaba en ese momento no habrá influido en su quietismo de antaño, ¿no?  

 Aunque para algo sirvió la protesta, seamos justos: La Nación pudo titular: “Cacerolazo y protestas en barrios de la capital”, y Clarín: “Hubo cacerolazos de protesta en varios barrios de la capital”. Pero además en la nota de este ultimo diario, pueden apreciarse joyitas como las siguientes: 




“Me tiene harta los Kirchner, ni siquiera puedo programar mis vacaciones tranquila porque no se si voy a poder comprar dólares”, se quejó Leticia, de Barrio Norte” (Pobre Leticia, nos solidarizamos con ella y desde ya la invitamos a comer un asado a Lanús. Además agregamos sin cargo El Fernet y un morocho que la apantalle)

“Esto es un desastre, con qué derecho la señora presidenta, que vive en la Argentina, cobra en su hotel del sur en dólares ¿Por qué?” (¿Un desastre? Bueno, no vaya a ese hotel y listo. Después de todo no le va a dar su dinero a La yegua, ¿no?

Y los cantitos no se quedaron atrás:

“Se va a acabar, se va a acabar la dictadura de los K” (sin duda, aunque en todo caso sería conveniente esperar a que pierdan las próximas elecciones, ¿ok?)

“Boudou, ladrón, queremos su pensión” (¿no era que protestaban contra la corrupción? ¿Cómo que quieren su pensión?)

Considero que protestar está bien, aun en estos casos. Eso ni se discute. Tanto es así que estoy pensando en organizar una protesta para que la pizza con fainá que compro en la pizzería de mi barrio llegue, vía deliveri, caliente a mi mesa, lo que no siempre sucede ¿Qué es una estupidez?

Bueno, a las pruebas me remito…