domingo, 30 de septiembre de 2012

AUDIO RADIO / PERSONAJES


MADAME TUSSAUDS

¿Por qué el más celebre museo de cera del mundo lleva el nombre de esta mujer? Enterate escuchando lo que sigue.  




Ah, y remata Led zeppelín.








martes, 25 de septiembre de 2012

CRITICAS CINE / RESIDENT EVIL 5



Resident Evil 5: retribution

EL CLON DE UN CLON



CALIFICACIÓN: REGULAR


Allá por 2002, la aparición de Resident Evil (El huésped maldito, Paul W. S. Anderson), significó una bienvenida revitalización del por entonces alicaído subgénero de zombies; la historia, basada en una serie de videojuegos (y devenida en una franquicia de medios que incluye historietas y novelas y películas) partía desde un concepto muy caro y característico del subgénero reglado por el padre contemporáneo de la criatura, George Romero: la crítica social hacía los oscuros estamentos del poder corporativo, en este caso motorizada a través de una historia de terror con toda la impronta proveniente del gore-splatter.            

Desde aquella primera entrega, Paul W. S. Anderson se abocó (alternando como guionista, productor y director) a construir toda una saga cinematográfica (Resident evil apocalipsis, 2004; Resident evil: extinción, 2007; Resident evil: afterlife, 2010) hasta llegar a las que nos ocupa: Resident evil 5: retribution.           

Si a medida que transcurrieron las pasadas entregas el aspecto visual se fue definiendo hasta encontrar una suerte de estilo propio principalmente deudor de Matrix, (Larry y Andy Wachowsky, 1999) y que terminó de configurarse con la cuarta entrega, Resident evil: Afterlife, también fue notable la decadencia argumental que experimentó la saga, paradójicamente también a partir de esa referida cuarta entrega: las coreografías de acción y los efectos especiales adquirieron una merecida importancia aunque en detrimento de las tramas y el espesor argumental que la saga sostuvo medianamente hasta su tercera entrega.

En esta ocasión, la historia es mínima y funciona tan solo como una mera excusa – por momentos no muy coherente y con escaso vuelo imaginativo - para que Alice (una pétrea Milla Jovovich) emprenda su lucha contra la Corporación Umbrella, esta vez manejada por La reina roja – la niñita “holográfica” que conocimos en la primera entrega de la saga - amante de los procedimientos expeditivos; tradúzcase esto como eliminar todo aquello que sea humano. En esta oportunidad, Alice tendrá por compañía a algunos co-protagonistas fallecidos en las entregas anteriores pero que merced a la magia de la tecnología regresan, algunos como aliados y otros como enemigos. Ya con el juego planteado, todo se reduce a un periplo virtual por algunas emblemáticas capitales mundiales (Nueva York, Tokio, Moscú) que desemboca, mediante tiros y explosiones, en… una base de submarinos, remanente de la antigua unión Soviética.            

Y en medio de todo este despliegue escénico – realizado para justificar un correcto 3D por otra parte perfectamente prescindible – transcurre la acción que cuenta, eso si, con una interesante fotografía y efectos visuales, aunque el esquematismo de las escenas de acción – y ante el poco interés que despierta la trama – terminan resultando, con la excepción del comienzo, monótonas, como el transcurso de la película.

El elenco no necesita recurrir a grandes reservas de talento para interpretar sus esquemáticos papeles. Resalta Michelle Rodríguez, quien impone su fuerte presencia obsequiándonos los momentos más disfrutables del entresijo. Otro de los escasos aciertos del filme consiste en sus noventa minutos de duración; de haberse extendido hubiese empeorado el resultado, lo que no es poco decir.      

Todo transcurre entre zombies que no asustan en medio del vacío dejado por una historia que se echa en falta; lo que sumado a diálogos elementales, el asunto transcurre ante la visión de un ballet pirotécnico y sin alma. Indicios claros de una saga al final de su camino.          






miércoles, 19 de septiembre de 2012

PODCAST VAMPIROS + CINE + MUSICA



CINE  + ROCK DE VAMPIROS



¿Cómo homenajear esa maravillosa cruza entre los vampiros y el rock? Quizá una buena manera de hacerlo sea a través de una película del género, y en este caso – y para no perder la heterodoxia que supimos conseguir -  tomamos una con más ingredientes que los habituales en este tipo de producciones. 


  

La película en cuestión no es otra que The mark of the vampire (La marca del vampiro), con una trama policial que no deja la parodia de lado. Producción de 1935, dirigida por el gran Tod “Drácula” Browning y protagonizada entre otros por Bela Lugosi, Lionel Barrymore, Carroll Borland y Lionel Atwill. Incomprendida, queremos creer, en el momento de su estreno fue maltratada por la crítica.



En todo caso se trata de un film que conserva intacto todo el espíritu del cine de terror clásico del período, su excepcional atmósfera gótica y tono macabro.

Lugosi parodiándose a si mismo, la superstición como detonante de una serie de crímenes y el sorpresivo desenlace componen una polémica mezcla, digna del director de Freaks.



A continuación, fragmentos de audio de la película  + doce emblemáticas canciones de acerca de vampiros, una en cada reproductor:

If I was your vampire (Marilyn Manson)
                       
                             
     Ir a descargar

Party whit the animals (Ozzy Osbourne)

Ir a descargar


Bela Lugosi´s dead (Sepultura)

Ir a descargar


V is for vampire (Powerman 5000)

Ir a descargar


Dracula (Bruce Dickinson)
Ir a descargar



Dracula´s wedding (Oukast)
  Ir a descargar


Dragula (Rob Zombie)

Ir a descargar


Transilvanian concubine (Rasputina)
  Ir a descargar


Return of the vampire (Mercyful fate)

Ir a descargar


Bloodline (Slayer)

Ir a descargar


I love the dead (Alice Cooper)
Ir a descargar

domingo, 16 de septiembre de 2012

OPINION / CACEROLAZO 13S



CORAZONCITO DE CLASE MEDIA


El pasado 2 de junio publiqué en este blog un artículo de opinión acerca del “teflonazo” de fines de ese mismo mes. El artículo lleva por nombre “Hagan como Papillon” (http://fonziradio.blogspot.com.ar/2012/06/opinion-marcha-dolar.html) y estaba referido al vociferante reclamo de los manifestantes en cuanto a exigir el “derecho” a “comprar dólares” y otros asuntos tales como “la corrupción” y la inseguridad” o el liso y llano “quiero hacer lo que YO quiero”.



Pues bien, el pasado jueves 13-09 el asunto volvió a repetirse, esta vez en algunos centros urbanos del país y - debidamente amplificado por las usinas de medios opositoras a CFK - copó el centro del debate político.        


Muchos remarcamos, entonces y ahora, la extracción social de los componentes de esas movilizaciones: ciudadanos de clase media-alta cuyos ingresos superan al de la inmensa mayoría asalariada de la población. Y como toda clase social está atravesada por determinados valores, tradiciones, miedos y aspiraciones, es lógico que se manifieste en consonancia con ellos. Pueden compartirse o no los reclamos, pero eso es harina de otro costal.       

Of course, de inmediato los opositores crónicos salieron a pregonar que el gobierno estaba metido en un problema pues una parte de la población se había levantado, lo que señalaría el principio del fin del “Ciclo K”, o sea expresiones de deseo disfrazadas de análisis. A algunos no les resulta fácil separar la lectura de la realidad de sus deseos. Pero, en tren de aclarar un tanto el panorama, se imponen algunas preguntas y reflexiones. Una de ellas es:

 


¿Los aludidos manifestantes son votantes K decepcionados? No parece que ese sea el caso. Pero de ahí a interpretar que, como lo hizo un periodista-viuda del menenismo, “el Kirchnerismo gobierna contra los que pagan impuestos y en favor de quienes no aportan nada”, existe un abismo de mala leche. La conclusión de todo esto es que dicha protesta (y las que seguramente vendrán) no afectan la base social-electoral del gobierno. Y esto nos lleva a la segunda pregunta: 

¿El gobierno debe cambiar su rumbo? Desde lo estratégico resulta claro que no, lo que por supuesto no implica decir que hasta el presente nunca se haya equivocado/agachado o que no quede nada por hacer/corregir. Pero resignar su orientación política sería directamente suicida. Su plan - el “modelo”, el Proyecto o como se lo quiera denominar - fue votado por la mayoría de los argentinos, y no por el choripán y la coca, una de las “acusaciones” de los cacerolos.       

  
Un llamado de atención. Cuando un sector representativo de una parte de la sociedad se moviliza, indudablemente constituye un llamado, ¿pero para quien? En este caso para los políticos de la oposición antes que para el gobierno. Montarse sobre el reclamo ante las cámaras de TV como lo intentaron hacer Macri o De Narváez, entre otros, ayuda bien poco a una eventual estrategia opositora. Más bien se trata de construir un tinglado político destinado a darle representatividad a esa masa indudablemente demandante de representación política. Y ese llamado de atención constituye todo un desafío para una oposición sin estrategia ni rumbo. Y eso nos lleva al siguiente punto:          

Elevar la cultura política de los caceroleros. Por el tenor y el tono de los reclamos – muchos de ellos expresados de manera intolerante y racista desde lo social – resulta claro que las consignas remiten a valores y deseos que aun siendo entendibles no alcanzan a articular un discurso ni menos aun un sendero político claro, sino que suena más bien a un berrinche ombligista expresado bajo consignas tales como “libertad para hacer lo que se me antoje”, viajar “libremente” o “comprar dólares” sin controles de ningún tipo. Y todo esto matizado con algunas consignas abiertamente golpistas en nombre de la libertad (?). Que no sepan o no les importe saber es su decisión, pero no se les debe escapar que eso no construye política, como bien lo señala Beatriz Sarlo (http://www.lanacion.com.ar/1508884-la-maldicion-argentina-de-ser-hoy-un-representante-de-la-clase-media). Y desde ese lugar, el gobierno no tiene nada que temer pues cuenta con la suficiente habilidad política para dejar hacer-dejar pasar sin preocupaciones dichas manifestaciones, que de no encontrar cauce político terminaran deshilachándose pues la protesta por la protesta misma no se sostiene en el tiempo.

Comprenderlos y no sumarse a la provocación. Se trata de no caer en el juego que proponen algunos opositores, en pos de intentar despegar de la “polarización” política que hoy atraviesa la sociedad, que en buena medida juzgo inevitable. Uno sabe de qué lado está, pero sumarse a la ignorancia y/o intolerancia de la que hacen gala algunos propios y ajenos al gobierno, solo contribuye a enrarecer el ambiente. Que este sea el juego de los medios “pros” y “contras” es asunto de ellos porque suelen navegar en medio de intereses que generalmente distan de ser favorables a las mayorías. Yo expresé sin vueltas los sentimientos que me generó aquella marcha del 2 de junio (en http://fonziradio.blogspot.com.ar/2012/06/opinion-marcha-dolar.html) pero aprendí que la actitud debe ser otra: la de comunicarse con el adversario a fin de romper la barrera que nos separa como argentinos. Intentar romper los compartimientos no implica perder nuestras convicciones. Aprendamos de la historia.