ENTRE BUEYES
Mientras el periodismo y los políticos se ufanan por buscar
un “responsable” del descalabro social producido por el prolongado paro de
subterráneos de la CABA,
lo único concreto que existe es que la gente viaja como puede y en pésimas condiciones.
Pero obviedades aparte, hay algo también por demás concreto:
el enanismo histórico de nuestros políticos. Y en este terreno ellos SI tienen
la culpa: por pasarse el fardo entre Ciudad y Gobierno nacional no entienden
que el costo político lo terminan pagando los dos. Se equivocan Macri y el
kirchnerismo si creen que esto les suma agua a sus respectivos molinos. Las dos
fuerzas pierden por igual ante los ojos de la ciudadanía.
Por supuesto que hay varias e importantes cuestiones
político-económicas en el medio: empezando porque tanto La ciudad como El
gobierno no quieren-pueden-les cuesta invertir en el mantenimiento del
subterráneo - y a partir de ahí juegan otras variables más o menos acertadas y
racionales desde sus respectivas lógicas - pero tendrían que tener en cuenta que
dichas elucubraciones le resbalan al ciudadano que se ve obligado a viajar como
ganado.
De todas formas hay un par de datos concretos en todas las
marañas de interpretaciones: el primero es que no se entiende como Macri reclamó
de manera prolongada la administración del subterráneo, la obtuvo, aumentó las
tarifas y luego se “borró”. Una evidente lectura permite suponer que la huida
del gobierno de la ciudad fue impulsada a pocos días de la tragedia sucedida en
el ramal Sarmiento que nos costó cincuenta y dos victimas fatales y centenares
de heridos; Macri y los suyos eventualmente no querían pasar por algo similar y
pusieron como condición que les entreguen el subte “en condiciones”. La cobardía
y la especulación reemplazaron una vez más al sentido de responsabilidad
política. Pero, seamos justos, el “arruge” y/o especulación no es patrimonio
exclusivo de las fuerzas del PRO, a que negarlo.
EL ASUMIR DESAFIOS POR PARTE DE UNA ADMINISTRACIÓN POLITICA
(Y RESOLVERLOS FAVORABLEMENTE) ES PARTE FUNDAMENTAL DE UNA GESTIÓN QUE SE
PRECIE COMO TAL.
Dos más dos son cuatro. El macrismo optó por la desbandada
ordenada; por su parte el gobierno nacional al parecer no quiere pasar ni de de
lejos por una boca de subterráneo y así están las cosas.
Volviendo al enanismo político vernáculo: Si en política
primase la ideología por sobre la acción política concreta el mundo se habría
hecho pedazos hace siglos; ¿El gobierno municipal y el gobierno nacional no se
sientan a discutir una solución porqué mantienen diferencias ideológicas? Sería
por lo menos estúpido creerse eso. Aunque a esta alturas ya hay que pensar que
la estupidez reina en buena medida en los dos bandos porque sino no se entiende
la actual situación que perjudica a sus respectivos electorados; si tanto el
PRO como el kirchnerismo creen que haciendo padecer diariamente al pueblo, este
cambiara de bando político-ideológico, le pifian de medio a medio. “La yegua” y
el “nene bien” seguirán siendo eso en las respectivas cabezas de la gente,
antes o después de cualquier paro. Basta de subestimar a la ciudadanía.
Por supuesto, el acto reflejo del macrismo fue culpabilizar
a los trabajadores en huelga; algo que no debería sorprendernos porque esa es
la savia que circula por los “robots de piel tibia” del PRO: los que se quejan,
si no pertenecen a la elite económica, son culpables hasta que se demuestre lo
contrario; por su lado, el gobierno nacional repite la muletilla “nosotros no
podemos hacer nada” y descargan sus andanadas verbales contra la administración
de la ciudad, quizás a la caza de algún transeúnte desprevenido al que
convencer en su bronca.
En cuanto a los “colectivos gratuitos” puestos por la
municipalidad en las estaciones de trenes, no fue otra cosa que una ridícula
movida marketinera tan poco seria como el vocero de la misma, el señor Rodríguez
Larreta.
Me cuesta creer que el gobierno nacional y el municipal no
puedan llegar a un acuerdo sobre el conflicto en cuestión. Aunque si ambos no
toman para nada en cuenta el interés de los trabajadores, si me lo creo; de
hecho los resultados están a la vista.
Ahora que si tuvieran en cuenta el padecimiento que sus
miserias políticas generan en la ciudadanía, creo que un acuerdo sería posible.
Pero el enanismo político goza de muy buena salud
por estos lares.