HAGAN COMO PAPILLON
Dan asco. Claro, no mirar más allá de sus narices o cagarse
olímpicamente en todo - menos en su mezquino interés – suele generar actitudes
de este tipo. Y también el miedo. No recuerdo quien dijo o escribió que “un
fascista es un burgués asustado” y llevaba toda la razón.
Pero guarda: que el
cacerolazo del jueves 31 de mayo a la noche se haya concentrado
mayoritariamente en la zona norte de la ciudad – Palermo, Recoleta, Belgrano y
aledaños – no implica necesariamente que estemos ante una lucha de clases. En
nuestro país hay un montón de estos mercantilistas miserables que pululan en
todos los estratos sociales. Y como no pretendo ver en la pobreza una virtud
revolucionaria – en todo caso si en los pobres, que no es lo mismo – se debe eludir
la tentación de dividir moralmente a la sociedad por sectores geográficos. Si
bien estoy tentado a creer que es posible que haya más concentración de garcas por metro cuadrado en los barrios
arriba citados, eso no es más que una sensación, y por lo tanto no deja de
tener una fuerte carga de subjetividad de la que me hago cargo.
Que feo que debe ser vivir con tanto miedo y tan poca
vergüenza, exactamente al revés de cómo debería vivirse: no son rehenes de la
delincuencia o del gobierno, como acusan, sino esclavos de lo que tienen,
prisioneros de sus bienes que les garantizan una vida paranoica. Y nunca
entendieron que tener cosas no es bueno ni malo, sino que todo depende de la
actitud y la relación que se tenga respecto a los objetos. Gente que se esconde
por la vida con las muletas de lo que tienen en lugar de elegir la autonomía
que implica valerse por si mismos.
Al menos el noventa por ciento de los argentinos (Argentina
no termina en la General
Paz, como muchos de estos ciudadanos creen) no comercian con
dólares y/o ni siquiera tienen. El dólar es la prioridad numero 500 de la
mayoría del pueblo argentino; sin embargo para algunos medios de comunicación y
para algunos de estos tilingos, el no poder comprar verdes - para irse a Europa
o a su amado Estados Unidos a reventar las tiendas de Dolce & Gabbana o para
encargar artículos del exterior - es como vivir en Corea del norte. Y que
conste que no es una cuestión de gustos, sino de elemental sentido común:
todavía no conocí a nadie que se muriera por el hecho de no tener un par de
botas importadas, no jodamos.
Cacerolazo para voltear a un gobierno que sin embargo muchos
de ellos votaron el año pasado. Claro, hasta hace un par de meses podían
facturar en verdes y sacarla en pala hacia el extranjero sin rendirle cuentas a
nadie; hacer y deshacer diversos curros financieros (lo que sin embargo no se
acabó); pero el menor atisbo de control por parte del estado los desencaja.
Rozarles el bolsillo es tocarles el alma. Típico y asqueroso.
Algunos de los manifestantes declararon a la prensa que otro
de los motivos de la protesta fue para condenar la corrupción imperante en el
gobierno. Tanto altruismo es sin dudas conmovedor. Ahora bien: ¿Cuántos
cacerolazos protagonizó esta gentuza durante los gobiernos de Menem, paradigma
de gobierno corrupto si los hubo? La cuenta es fácil: ninguno; pero claro, me
imagino que la libre circulación de dólares que reinaba en ese momento no habrá
influido en su quietismo de antaño, ¿no?
Aunque para algo sirvió la protesta, seamos justos: La Nación pudo titular: “Cacerolazo
y protestas en barrios de la capital”, y Clarín: “Hubo cacerolazos de protesta
en varios barrios de la capital”. Pero además en la nota de este ultimo diario,
pueden apreciarse joyitas como las siguientes:
“Me tiene harta los Kirchner, ni siquiera puedo programar
mis vacaciones tranquila porque no se si voy a poder comprar dólares”, se quejó
Leticia, de Barrio Norte” (Pobre Leticia, nos solidarizamos con ella y desde ya
la invitamos a comer un asado a Lanús. Además agregamos sin cargo El Fernet y
un morocho que la apantalle)
“Esto es un desastre, con qué derecho la señora presidenta,
que vive en la Argentina,
cobra en su hotel del sur en dólares ¿Por qué?” (¿Un desastre? Bueno, no vaya a
ese hotel y listo. Después de todo no le va a dar su dinero a La yegua, ¿no?
Y los cantitos no se quedaron atrás:
“Se va a acabar, se va a acabar la dictadura de los K” (sin
duda, aunque en todo caso sería conveniente esperar a que pierdan las próximas
elecciones, ¿ok?)
“Boudou, ladrón, queremos su pensión” (¿no era que
protestaban contra la corrupción? ¿Cómo que quieren su pensión?)
Considero que protestar está bien, aun en estos casos. Eso
ni se discute. Tanto es así que estoy pensando en organizar una protesta para
que la pizza con fainá que compro en la pizzería de mi barrio llegue, vía
deliveri, caliente a mi mesa, lo que no siempre sucede ¿Qué es una estupidez?
Bueno, a las pruebas me remito…
la frase "un fascista es un pequeño burgués asustado"es de bertolt brecht.
ResponderEliminarLOS INDIGNADOS EN VARIOS PAISES EUROPEOS SALEN A LAS CALLES RECLAMANDO JUSTICIA SOCIAL Y BASTA DE AJUSTE CONTRA LOS MAS NECESITADOS. CACEROLAZO ARGENTINO ENARBOLA PANCARTAS: BASTA DE CEPO AL DOLAR. SAY NO MORE