CORAZONCITO DE CLASE MEDIA
El pasado 2 de junio publiqué en este blog un artículo de opinión acerca del “teflonazo” de fines de ese mismo mes. El artículo lleva por nombre “Hagan como Papillon” (http://fonziradio.blogspot.com.ar/2012/06/opinion-marcha-dolar.html) y estaba referido al vociferante reclamo de los manifestantes en cuanto a exigir el “derecho” a “comprar dólares” y otros asuntos tales como “la corrupción” y la inseguridad” o el liso y llano “quiero hacer lo que YO quiero”.
Pues bien, el pasado jueves 13-09 el asunto volvió a
repetirse, esta vez en algunos centros urbanos del país y - debidamente
amplificado por las usinas de medios opositoras a CFK - copó el centro del
debate político.
Muchos remarcamos, entonces y ahora, la extracción social de
los componentes de esas movilizaciones: ciudadanos de clase media-alta cuyos
ingresos superan al de la inmensa mayoría asalariada de la población. Y como
toda clase social está atravesada por determinados valores, tradiciones, miedos
y aspiraciones, es lógico que se manifieste en consonancia con ellos. Pueden
compartirse o no los reclamos, pero eso es harina de otro costal.
Of course, de inmediato los opositores crónicos salieron a pregonar
que el gobierno estaba metido en un problema pues una parte de la población se
había levantado, lo que señalaría el principio del fin del “Ciclo K”, o sea expresiones
de deseo disfrazadas de análisis. A algunos no les resulta fácil separar la
lectura de la realidad de sus deseos. Pero, en tren de aclarar un tanto el
panorama, se imponen algunas preguntas y reflexiones. Una de ellas es:
¿Los aludidos manifestantes son votantes K decepcionados? No parece que ese sea el caso. Pero de ahí a interpretar que, como lo hizo un periodista-viuda del menenismo, “el Kirchnerismo gobierna contra los que pagan impuestos y en favor de quienes no aportan nada”, existe un abismo de mala leche. La conclusión de todo esto es que dicha protesta (y las que seguramente vendrán) no afectan la base social-electoral del gobierno. Y esto nos lleva a la segunda pregunta:
¿El gobierno debe
cambiar su rumbo? Desde lo estratégico resulta claro que no, lo que por
supuesto no implica decir que hasta el presente nunca se haya
equivocado/agachado o que no quede nada por hacer/corregir. Pero resignar su
orientación política sería directamente suicida. Su plan - el “modelo”, el
Proyecto o como se lo quiera denominar - fue votado por la mayoría de los
argentinos, y no por el choripán y la coca, una de las “acusaciones” de los
cacerolos.
Un llamado de
atención. Cuando un sector representativo de una parte de la sociedad se
moviliza, indudablemente constituye un llamado, ¿pero para quien? En este caso
para los políticos de la oposición antes que para el gobierno. Montarse sobre
el reclamo ante las cámaras de TV como lo intentaron hacer Macri o De Narváez,
entre otros, ayuda bien poco a una eventual estrategia opositora. Más bien se
trata de construir un tinglado político destinado a darle representatividad a
esa masa indudablemente demandante de representación política. Y ese llamado de
atención constituye todo un desafío para una oposición sin estrategia ni rumbo.
Y eso nos lleva al siguiente punto:
Elevar la cultura
política de los caceroleros. Por el tenor y el tono de los reclamos –
muchos de ellos expresados de manera intolerante y racista desde lo social –
resulta claro que las consignas remiten a valores y deseos que aun siendo entendibles
no alcanzan a articular un discurso ni menos aun un sendero político claro, sino
que suena más bien a un berrinche ombligista expresado bajo consignas tales
como “libertad para hacer lo que se me antoje”, viajar “libremente” o “comprar
dólares” sin controles de ningún tipo. Y todo esto matizado con algunas
consignas abiertamente golpistas en nombre de la libertad (?). Que no sepan o
no les importe saber es su decisión, pero no se les debe escapar que eso no
construye política, como bien lo señala Beatriz Sarlo (http://www.lanacion.com.ar/1508884-la-maldicion-argentina-de-ser-hoy-un-representante-de-la-clase-media). Y desde ese
lugar, el gobierno no tiene nada que temer pues cuenta con la suficiente
habilidad política para dejar hacer-dejar
pasar sin preocupaciones dichas manifestaciones, que de no encontrar cauce
político terminaran deshilachándose pues la protesta por la protesta misma no
se sostiene en el tiempo.
Comprenderlos
y no sumarse a la provocación. Se trata
de no caer en el juego que proponen algunos opositores, en pos de intentar
despegar de la “polarización” política que hoy atraviesa la sociedad, que en
buena medida juzgo inevitable. Uno sabe de qué lado está, pero sumarse a la
ignorancia y/o intolerancia de la que hacen gala algunos propios y ajenos al
gobierno, solo contribuye a enrarecer el ambiente. Que este sea el juego de los
medios “pros” y “contras” es asunto de ellos porque suelen navegar en medio de
intereses que generalmente distan de ser favorables a las mayorías. Yo expresé
sin vueltas los sentimientos que me generó aquella marcha del 2 de junio (en http://fonziradio.blogspot.com.ar/2012/06/opinion-marcha-dolar.html)
pero aprendí que la actitud debe ser otra: la de comunicarse con el adversario
a fin de romper la barrera que nos separa como argentinos. Intentar romper los
compartimientos no implica perder nuestras convicciones. Aprendamos de la
historia.
Querido Fonzi:
ResponderEliminarSumando a tu análisis hay que pensar que
1) Los grandes grupos económicos no aceptarán alegremente que se ponga coto a la fuga de capitales. Imaginar que ese tipo de medida los dejará de brazos cruzados es pueril. El ahorrista de clase media alta pequeño burgues se suma a la protesta de los grandes sin saber (y tal vez sin importarle) lo delicado del asunto.
2) hasta el 7 de Diciembre que veremos entrar en vigencia la Ley de Medios, estos echaran sapos y culebras y debemos entender que "HASTA ES NATURAL" que lo hagan porque les quitarán el chollo.
Creo que son momentos de pensar profundamente en las bondades del modelo y defenderlo tranquilos y profundizando.
La guerra de "hinchadas" siempre termina con ellos bombardeando la PLaza de Mayo.
Coincido plenamente, Chango.
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