WITCHCRAFT
Director: Don Sharp / Productor: Robert Lippert y Jack Parsons / Guión: Harry Spalding / Fotografía: Arthur Lavis / Música: Carlo Martelli / Montaje: Robert Winter / Intérpretes: Lon Chaney Jr., Jack Hedley, Jill Dixon, David Weston, Diane Clare, Yvette Rees, Victor Brooks, Barry Linehan, Marianne Stone, Hilda Fenemore / Nacionalidad y año: Reino Unido 1964 / Duración: 79 min.
El cine
británico ofreció durante la década de los ´60 algunas gemas de terror poco
conocidas en nuestro país. Una de ellas es Witchcraft
(Don Sharp, 1964), película de terror sobrenatural en la que la práctica de
la brujería juega un papel fundamental.
Rodada en
blanco y negro – lo que le sienta muy bien para crear la atmósfera que requiere
la historia -, el argumento trata del enfrentamiento entre los Lanier y los
Whitlock, dos familias que mantienen una agria disputa que se remonta a varios
siglos, atrás y que revive merced a que los primeros, en aras de la concreción
de un negocio inmobiliario, arrasan involuntariamente con un antiguo cementerio
en el que se halla la tumba de Vanessa Whitlock, una mujer acusada de brujería
y ejecutada. A partir de ese momento, Vanessa vuelve a la vida dispuesta a
acabar con la estirpe de los Ranier.
Si bien
se trata de una historia por demás convencional y de tono solemne (quizás
concordante con la forma narrativa predominante durante el período que fue
realizada), la notable fotografía con la que cuenta le imprime no solo la
atmosfera que requiere el argumento, sino que también la dota de sobriedad y
estilo, dejando en un segundo plano la cuestión de si se trata, o no, de una
producción B. Y resulta inevitable también cierta comparación estética con las
primeras producciones de terror del maestro Mario Bava, concretamente con La máscara del demonio (Black sunday, 1960),
que también roza una temática similar.
Aunque Lon
Chaney Jr. aparece encabezando el reparto, en rigor no se trata del
protagonista principal de la película, sino que sus apariciones se limitan a un
puñado de escenas que, si bien juegan un importante rol en la trama, no lo
convierten en el personaje principal. En realidad es fácil suponer que esta
decisión se debió a que Chaney Jr. fue por ese tiempo un referente inevitable
en esta clase de producciones. Su interpretación como el patriarca de los
Whitlock es por demás sólida y convincente.
¿Pero acaso
los Whitlock y los Ranier son dos familias representativas de valores opuestos,
como afirma Javier G. Romero en su libro El
demonio en el cine? Es tentador creer que sí: los Whitlock representarían
en este caso la tradición que se resiste a ser relegada por el nuevo mundo
capitalista - especulativo y de moral flexible que representan los Ranier en
pos de posicionar económicamente a su estirpe. Pero si bien es una válida y atractiva
línea de análisis, la historia apenas si ahonda en esta interesante cuestión, priorizando
en cambio la trama sobrenatural.
A pesar de
los giros previsibles en su argumento, la película se sostiene merced a plasmar
efectivos momentos de terror. Don Sharp, su director (quien dirigió algunas película
sobre el género para Hammer Films y fue realizador de la ultrabizarra y muy
disfrutable Psychomania, (1971) hace
gala de su buen oficio y consigue sacar buen provecho de la escenografía cargada
de elementos góticos como así también de las acertadas apariciones de la espantosa
bruja Whitlock (la galesa Yvette Rees), cuya presencia presagia el peor de los
destinos para aquellos infortunados que osen enfrentarla.
Aquelarres, lúgubres cementerios, rituales satánicos, sacrificios humanos, muertos vivos que regresan por venganza, y todo envuelto en una inquietante atmosfera. Una joya para los amantes del género que vale la pena descubrir. 3/5